SEÑOR DE LOS COLORES
Virginia Alberdi
Crítica Cubana de Arte
Visitar una exposición de pintura puede constituir un encuentro con vivencias y ensoñaciones, está en función de las posibilidades y habilidades creativas del artista y la disposición que frente a su obra tiene quien la contempla. Discernir entre la contemplación, el placer más puro y la más fría evaluación técnica y referencial de la obra visitada. Cuando un creador, lleva al lienzo con una técnica impecable la posibilidad de la emoción entonces solo nos queda el deseo de poseer la pieza, para guardarla celosamente o sentir el placer de mostrarla a los que puedan apreciarla.
El mundo creado por Frómeta se adentra en el color más enérgico y las formas indefinidas para presentar ese efecto de alucinación consciente que lleva a objetos y paisajes que solo podemos identificar en esas manchas iluminadas, en otra ocasión dije que “ la abstracción en Frómeta es un reclamo visceral convertido en caprichosas formas y colores, es un caos generado por la fuerza de su talento e ingenio, la propuesta de una presencia que no necesita de una historia para atrapar la atención y fascinar con el goce ante la riqueza de tanto color y forma amalgamada”, y hoy no solo lo reitero sino que en la medida en que se desarrolla su obra este demiurgo fabulador logra las más sublimes combinaciones en el variopinto mundo de la más pura abstracción. No hay secretos en la creación para quién dispone de los colores con precisión absoluta.
Figurativo o abstracto, Frómeta es siempre fiel a su intención de comunicar ese estado de gracia que le identifica, y nos hace admirar sus creaciones.