VENTILADORES DE FRÓMETA
Virginia Alberdi BenÃtez
Tomado de la página cultural del periódico Granma
La Habana, Lunes 31 de enero del 2011
Reconocido, tanto por su original impronta en el trato con el abstraccionismo como por la fuerza que imprimió a su serie de caballos reales o imaginarios, Gilberto Frómeta ha dado un giro en su carrera al exponer por estos dÃas en la galerÃa OrÃgenes, al lado de la sala GarcÃa Lorca del Gran Teatro de la Habana, una muestra de arte digital titulada Desde mi JardÃn
La sorpresa no proviene, como alguien pudiera pensar, de la exploración en la tecnologÃa de la computación aplicad a la manipulación de imágenes fotográficas. Tal vez no muchos recuerden que antes de ganar notoriedad como pintor, Frómeta trabajó como diseñador en la revista Cuba Internacional, en los dÃas de gloria de una publicación cuyos hoy memorables reportajes se hacÃan acompañar por diseños de muy adelantada estética y fotografÃas de varios de los más descollantes exponentes de esa especialidad. El propio Frómeta ha evocado cómo por esa época comenzó a experimentar con los efectos de la luz solar imprimiendo por contacto sobre papel, madera, o lienzo crudo. Ejemplo de ello es el cuadro Desde el RÃo Bravo Hasta la Patagonia foto-impresión y tempera sobre lienzo crudo 91 x 253 cm 1973. Colección Museo Nacional de Bellas Arte de la Habana. Cuba.
La novedad resulta ahora del sentido poéticamente perturbador con que el artista se vale de la fotografÃa y las posibilidades de la manipulación digital para crear asociaciones. Es como si Marcel Duchamp hubiera tenido la oportunidad de prescindir de los objetos para concebir sus ready mades ante la ventana abierta por la realidad virtual.
Pero, cuidado, porque el sustrato de las imágenes de Desde mi JardÃn posee un basamento real, o mejor dicho, una surrealidad que está al alcance de nuestra vista en la cotidianidad insular. Convivimos de tal manera con esas zonas de fabulación que no las advertimos, hasta que alguien como Frómeta las revela. (En otra oportunidad Eduardo Rubén salió con una cámara a la calle y descubrió la disparatada diversión de los rótulos que uno encuentra en los lugares más impensados de la ciudad. De otra manera, Frómeta transitó por una ruta parecida).
Todo comenzó por los dÃas en que como parte de la revolución energética fuero sustituidos viejos equipos de ventilación por nuevos mucho más eficientes y ahorradores. Un vecino suyo le mostró un paisaje inusitado: en el depósito de los equipos retirados habÃan ejemplares inventados, armados a partir de los más insólitos elementos, que superaban cualquier ficción.
Frómeta registró aquella escena con su cámara. Pero con el tiempo, y luego de una larga estancia en la República Popular China, en la que aprovechó para alternar el arte digital con la pintura y el grabado, decidió reciclar las imágenes de los ventiladores y mediante legÃtimos recursos de apropiación, reinventarles un nuevo paisaje.
Ese es el jardÃn de Frómeta, poblados de colores ten onÃricos como el mismo punto de partida de la manipulación gráfica, y coronado por aspas que semejan flores. Obras unas veces frondosas y otras mÃnimas, estilizadas, como breves chispazos de ingenio.
Arte fresco este de Frómeta, que atiza la imaginación y aviva los sentidos del espectador.